Desarrollo del bebé
En este momento, el bebé mide alrededor de 3-4 cm y pesa menos de 6 gramos. El rápido desarrollo del embrión provoca varios cambios fisiológicos en la madre. El útero en expansión puede causar molestias en el abdomen inferior, el metabolismo acelerado puede llevar a una pérdida de peso, y el aumento del volumen de sangre hace que las venas en los senos sean más visibles.
El bebé, de tamaño comparable a una aceituna, está causando numerosos cambios en el cuerpo materno. Aunque el crecimiento es notable, la barriga aún no es visible y el aumento de peso es mínimo en esta etapa. El útero se prepara para acomodar al feto en crecimiento, lo que puede provocar sensaciones similares a calambres menstruales y, en algunos casos, un ligero manchado de color rojo oscuro o marrón. A pesar de estas sensaciones, la barriga sigue sin mostrar una redondez significativa y el aumento de peso suele ser limitado.
Síntomas y cambios físicos
Los síntomas persistentes como las náuseas y los vómitos pueden reducir el apetito y la energía, lo que a menudo lleva a una pérdida de peso. Sin embargo, este descenso no es motivo de alarma, ya que el cuerpo utiliza reservas de energía para proporcionar nutrientes al bebé.
Los senos pueden estar agrandados y sensibles, con cambios visibles en la areola, que se oscurece y presenta protuberancias más prominentes. El volumen de sangre en el cuerpo aumenta y su densidad disminuye, lo que provoca la expansión de los vasos sanguíneos, la reducción de la presión arterial y un aumento en el pulso de aproximadamente 20 latidos por minuto.
Los cambios en el sistema circulatorio también pueden provocar enrojecimiento facial y, debido a las fluctuaciones hormonales, variaciones en la condición de la piel. Algunas mujeres notan una piel más suave y radiante, mientras que otras pueden experimentar brotes y pigmentación.
Experiencias emocionales
En esta etapa, los cambios emocionales son notables. La futura madre puede experimentar una serie de sentimientos y comportamientos inusuales, incluidos cambios de humor intensos y sueños vívidos o perturbadores. Estos cambios emocionales pueden dar lugar a ansiedad y miedo, particularmente en relación con el parto, la salud del bebé y la adaptación a la nueva situación.
El miedo al parto puede ser patológico, como en el caso de la tokofobia primaria, que afecta a mujeres que nunca han dado a luz y puede llevar a evitar el embarazo o la maternidad. La tokofobia secundaria, en contraste, surge a partir de experiencias traumáticas en embarazos o partos anteriores.
Además, la futura madre podría experimentar el síndrome de anidación, caracterizado por un impulso intenso de organizar y preparar el hogar. Este comportamiento frenético, combinado con emociones intensas, puede causar fatiga crónica, llanto y, en algunos casos, agresión.
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