Semana 11 de embarazo - ¿Qué tan grande es el bebé, qué síntomas molestan a la madre y qué pruebas vale la pena hacer?
Índice de materias
  1. Cambios en el abdomen durante esta fase del embarazo
  2. Transformaciones en el cuerpo de la madre durante esta etapa del embarazo
  3. Desarrollo del bebé durante esta fase del embarazo
  4. Ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico

Cambios en el abdomen durante esta fase del embarazo

El vientre puede comenzar a notarse ligeramente redondeado, especialmente en la parte inferior, lo que a menudo lleva a una sensación de hinchazón, estreñimiento y un pequeño aumento de peso. Estos signos son normales y reflejan el desarrollo saludable del bebé, cuyo corazón ya late con fuerza y cuyas extremidades empiezan a moverse de manera perceptible.

Transformaciones en el cuerpo de la madre durante esta etapa del embarazo

A medida que se acerca el final del primer trimestre, es un buen momento para realizar pruebas prenatales. Este periodo suele ser crucial para los futuros padres, ya que la información obtenida puede ayudar a determinar la salud y el progreso del desarrollo del bebé, así como a identificar posibles anomalías genéticas. La ecografía permite observar órganos clave como el corazón, la columna vertebral, el estómago y la vejiga. Aunque el tamaño del bebé puede variar, suele medir alrededor de 5 cm y pesar aproximadamente 10 gramos. Debido al rápido desarrollo del bebé, la madre puede comenzar a notar los primeros cambios físicos en su cuerpo y experimentar nuevas molestias relacionadas con la adaptación fisiológica al embarazo. Durante esta fase, las náuseas tienden a disminuir o volverse menos frecuentes. El cuerpo de la mujer comienza a cambiar, y el vientre se redondea justo por encima del pubis, como resultado del crecimiento del útero y el desplazamiento del bebé hacia los intestinos, lo que puede generar hinchazón, estreñimiento y una mayor necesidad de orinar. Otros cambios físicos incluyen un aumento en la densidad del cabello, mejora en la condición de las uñas, senos más llenos, y posibles alteraciones en la piel, como granos o manchas de pigmentación, aunque en algunos casos, la piel puede lucir más suave y radiante. Muchas mujeres también experimentan un aumento de peso. Algunas pueden notar una línea oscura que aparece en el abdomen, conocida como línea alba, producto del aumento de la progesterona. Además, es común un incremento en la producción de saliva, y las encías pueden volverse más sensibles, lo que aumenta la probabilidad de sangrado durante el cepillado.

Desarrollo del bebé durante esta fase del embarazo

En esta etapa, el bebé empieza a adoptar una posición más recta, dejando atrás la postura embrionaria. El torso y las extremidades se alargan, y el cuello se vuelve más delgado. Comienzan a formarse las bases de las uñas en los dedos, y el pulgar se posiciona de manera que puede participar en el agarre. Los folículos pilosos también empiezan a desarrollarse en las manos. Las orejas externas están en proceso de formación, los párpados cubren los ojos en desarrollo, y el mentón comienza a definirse. El bebé ya puede sacar y retraer la lengua, y hacer pequeños movimientos con los brazos y las piernas, aunque estos no son aún perceptibles por la madre, pero sí visibles en una ecografía 4D. Hacia el final del primer trimestre, se inicia la diferenciación de los órganos sexuales. En los niños, los testículos comienzan a producir testosterona, lo que facilita la formación del pene, mientras que en las niñas, se desarrollan los ovarios y, posteriormente, los órganos sexuales externos.

Ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico

Este es un momento ideal para comenzar a realizar ejercicios de Kegel. Debido a la compleja estructura del suelo pélvico, estos músculos no solo sostienen los órganos internos, sino que también juegan un papel crucial en la función motora. Mantener un suelo pélvico fuerte y flexible es especialmente importante durante el parto y en la recuperación posparto. Estos ejercicios ayudan a controlar la vejiga, previniendo la incontinencia urinaria, que puede causar molestias físicas y emocionales. Además, permiten aprender a tensar y relajar conscientemente los músculos de las áreas inferiores del cuerpo, lo que facilita la digestión y el proceso de defecación. Esta práctica también prepara el canal de parto para el esfuerzo requerido durante el parto, aumentando la sensación de seguridad y confort en la madre. Continuar estos ejercicios después del parto contribuye a una recuperación más rápida del suelo pélvico y ayuda a restaurar la forma física y la satisfacción sexual.