Semana 10 de embarazo - Síntomas y cambios en el cuerpo de la madre. ¿Qué molestias esperar en esta etapa?
Índice de materias
  1. Semana 10 de embarazo – Cambios y molestias
  2. El bebé en la semana 10 de embarazo

Semana 10 de embarazo – Cambios y molestias

La semana 10 es un periodo de importantes transformaciones en el desarrollo del bebé, acompañado de diversas molestias para la madre. Es común experimentar náuseas matutinas, estreñimiento, hinchazón, micción frecuente y sensibilidad en los senos. La aparición de una barriga redondeada en esta etapa depende de varios factores, especialmente en mujeres que esperan su primer hijo, ya que su pared abdominal no ha sido estirada por embarazos anteriores, lo que puede retrasar la aparición de las formas características del embarazo. En casos de embarazos gemelares, la barriga puede ser ya notable. A pesar de las diferencias en el tamaño del vientre, el útero proporciona un ambiente seguro para el desarrollo del bebé, con las membranas fetales completamente formadas y la placenta comenzando a asumir sus funciones, lo que reduce considerablemente el riesgo de complicaciones y sugiere un curso favorable del embarazo.

Durante la semana 10, aunque la barriga crece lentamente, también se producen cambios en otras partes del cuerpo. En el primer trimestre, el volumen de sangre de la madre puede aumentar hasta en un 40%, lo que dilata los vasos sanguíneos y hace que las venas sean más visibles, además de aumentar el riesgo de mareos, dolores de cabeza y problemas de visión. Los síntomas incluyen también cambios en las encías, que se hinchan y son más propensas a la irritación y al sangrado al cepillarse. Problemas dermatológicos, como brotes y manchas de pigmentación en el rostro, pueden aparecer. Este es un buen momento para comenzar a prevenir las estrías. Al acercarse al segundo trimestre, también se puede considerar la opción de almacenar la sangre del cordón umbilical en un banco de células madre.

El bebé en la semana 10 de embarazo

La décima semana de embarazo corresponde a la octava semana de vida del bebé, un período de rápido desarrollo y aumento de peso. El feto mide entre 3 y 4 cm y pesa aproximadamente 5 gramos. Durante una ecografía, se puede escuchar su corazón latiendo a un ritmo de hasta 180 latidos por minuto y observar brazos y piernas desarrollados con articulaciones bien definidas. Aunque el bebé aún adopta una posición embrionaria, ya muestra movimientos suaves y no coordinados de las extremidades, su rostro tiene párpados cerrados, barbilla y particiones nasales externas. Las orejas comienzan a formarse, el paladar se cierra y en las encías se desarrollan los alvéolos dentarios. Se produce un desarrollo intenso del tejido óseo, que pronto se endurecerá para formar un esqueleto completamente desarrollado. En esta etapa, el sistema digestivo funciona bien, el hígado produce células sanguíneas, y el estómago y la vesícula biliar generan jugos digestivos.